Una ablación por radiofrecuencia lumbar, también conocida bajo el nombre de coagulación térmica de las facetas lumbares o rizotomía, es un procedimiento simple utilizado para tratar el dolor de la parte baja de la espalda, las nalgas, la cadera y las ingles.
En el siguiente artículo te explicaremos de qué trata, además de proporcionarte información detallada y consejos que te ayudarán a saber si esta técnica realmente es para ti.
¿Las articulaciones facetarias lumbares qué son?
Las articulaciones facetarias son aquellas que interconectan las vértebras y las que se encargan de mantener unidos los huesos de la espina dorsal además de guiarla durante la ejecución de un movimiento.
Para que podamos hacernos una idea, las articulaciones facetarias pueden alcanzar el tamaño de la uña de un dedo pulgar, y estas se localizan a ambos lados de la espina dorsal.
Asimismo, las articulaciones facetarias lumbares reciben su nombre dependiendo de las vértebras que interconecten, así como el lado de la espina dorsal en la que se dispongan. Por ejemplo, aquella nombrada como «derecha L4-5», es la que junta la vértebra número 4 y número 5 del lateral derecho de la zona lumbar.
Por su parte, los nervios que se localizan en la rama medial, se encuentran muy cerca de cada una de las articulaciones facetarias y, estas a su vez, son las encargadas de alertar al cerebro de un posible estado de dolor o inflamación en el caso de que un articulación facetaria se dañe por cualquier motivo.
¿Qué es un dolor de articulaciones facterias lumbares?
Es posible que la lesión de una de estas articulaciones lumbares cause un pequeño dolor. En ocasiones, este puede llegar a tratarse de una simple tensión muscular aunque hay en otras en las que podría ocasionar un dolor más agudo.
Lo anterior podría derivarse a raíz de que los cartílagos que se encuentran dentro de cada una de las articulaciones se hayan dañado, o que simplemente haya sido uno el responsable de producir todo el dolor.
La aflicción dependerá en última instancia de la articulación que haya sido afectada; en tanto que el dolor originado en las articulaciones facetarias lumbares puede desarrollarse en cualquier parte que se encuentre entre la zona inferior de la espalda y los glúteos.
¿Cómo puedo saber si tengo un dolor en las facetas lumbares?
En el caso de que te duela una o varias zonas y este dolor se prolongue durante más de 2 meses, es bastante probable que se trate de un dolor originado en la parte de las facetas lumbares.
También es posible que las pruebas que normalmente se realizan, como es el caso de los rayos X o las resonancias magnéticas, no sean capaces de detectar a ciencia cierta que efectivamente es la articulacion facetaria la responsable y causante final del dolor.
Así pues, la mejor forma de diagnosticar de manera 100% segura el dolor facetario se basa en bloquear esa señal de dolor de la rama medial en la que está localizada en nervio mediante la aplicación de diferentes técnicas médicas.
¿La ablación por radiofrecuencia lumbar qué es?
La ablación por radiofrecuencia lumbar es aquella que emplea la energía y el calor desprendido por la radiofrecuencia a fin de interrumpir el correcto funcionamiento de los nervios.
Una vez que este procedimiento se lleva a cabo en la superficie del nervio de la rama medial lumbar, es cuando el susodicho dejará de enviar los impulsos de dolor procedentes de la articulación facetaria que ha sido lesionada.
¿Qué pasa durante una ablación por radiofrecuencia?
Uno de los primeros procedimientos que se utilizan para dar comienzo a una ablación por radiofrecuencia es el suministro de un medicamento o de un calmante por medio de vía intravenosa, todo ello a fin de ayudar a relajar al paciente y calmar su estado de ánimo.
Nota: también puede utilizarse un anestésico local en el caso de que se necesite adormecer la piel.
Es a partir de este momento cuando el médico especialista procede a insertar una aguja fina en la parte próxima a la articulación facetaria, aunque también se puede llegar a dar el caso en el que se necesite emplear la utilización de la fluoroscopia, lo cual podría entenderse como una variación de los rayos X que normalmente conocemos, todo ello encaminado de cara a colocar la aguja de forma adecuada.
Al mismo tiempo, el médico tratará de estimular el nervio correspondiente con el objetivo de comprobar que es precisamente ese el nervio adecuado, lo cual puede provocar un ligero movimiento del músculo y, en algunos casos, una sutil sensación de dolor.
Así pues, en el instante en el que la aguja haya sido correctamente colocada la superficie tratada empezará a adormecerse, siendo a partir de este momento cuando la energía y el calor producido por la radiofrecuencia se aplica a fin de interrumpir el envío de impulsos nerviosos del nervio localizado en la rama medial.
Nota: este procedimiento se aplica en diferentes zonas de la espina dorsal.
¿Qué pasa después de una ablación por radiofrecuencia?
Después de una ablación por radiofrecuencia el paciente queda bajo observación médica durante, aproximadamente, un periodo máximo de 30 minutos. Una vez este esté listo para irse, la clínica en cuestión procederá a darle las instrucciones del alta.
A su vez, también es algo normal que el centro le proporcione al paciente un diario a fin de que este pueda llevar un registro de los dolores y de los síntomas que vaya experimentando durante los días posteriores al tratamiento.
Es de vital importancia que se rellene puesto que de esta manera el médico podrá saber con certeza si la ablación por radiofrecuencia está dando sus frutos y en qué grado de eficacia lo está haciendo.
Lo normal después de este tipo de tratamientos es que la zona tratada experimente un cierto dolor, el cual no suele durar más de 4 días.
Esto puede deberse a una ligera irritación de los nervios o de los tejidos musculares, en tanto que el paciente podrá sentir la espalda adormecida o una ligera debilidad generalizada que desaparecerá por completo pasadas las tres semanas.
¿El dolor durante cuánto tiempo se irá?
Después de que el paciente se haya sometido a una ablación por radiofrecuencia los nervios vuelven a regenerarse, aunque el tiempo puede variar de una persona a otra.
Sin embargo, es posible que el dolor pueda reaparecer a medida que los nervios se vayan regenerando pero también cabe la posibilidad de que ocurra el caso contrario.
Así pues, en el caso de que estos reaparezcan, la persona en cuestión podrá volver a someterse, sin ningún tipo problema, a otra radiofrecuencia por ablación.
Radiofrecuencia en articulaciones de terminaciones nerviosas
Advertencia: los siguientes fragmentos incluyen palabras y explicaciones de carácter científico sin las cuales resulta casi imposible entender el procedimiento. Pedimos máxima atención a la hora de proceder a su lectura y, en el caso de que pudieras tener cualquier duda o pregunta, te animamos a dejarla en los comentarios para de esta manera poder responderte lo antes posible.
Gracias a la técnica de la radiofrecuencia, lo que se consigue es crear una especie de campo eléctrico que va desde la punta del electrodo, que ha sido situado en el centro de la diana del epitelio que quiere ser lesionado, hasta la placa del material conductor que es colocada en la zona del cuerpo a tratar y que, al mismo tiempo, también sirve para cerrar el circuito.
Dicho electrodo se aisla totalmente, excepto la punta, la cual recibe el nombre de punta activa. Esta última, en cuanto a longitud se refiere, puede variar entre 2-15 mm, dependiendo en última instancia del tamaño de la lesión que el paciente y los médicos especialistas quieran conseguir.
Por su parte, la corriente que circula a través de este mecanismo origina un movimiento y un traslado de iones dentro de los tejidos corporales, los cuales a su vez también generan calor, en tanto que la producción de este calor es la que alcanza niveles superiores y una densidad de corriente máxima en la punta activa del electrodo, por lo que será el epitelio corporal la parte en donde se reciba una mayor carga de calentamiento y el punto que deberá estar en contacto directo con aquel tejido que se quiera bloquear.
Así pues, tanto los vasos sanguíneos como el hueso serán los encargados de dispersar el calor variando tanto la forma como el tamaño de la lesión, disminuyendo de esta manera los efectos negativos de la radiofrecuencia.
A la hora de llevar a cabo una lesión por radiofrecuencia, lo primero que se hace es incrementar la intensidad de la energía y de la corriente que se origina desde el generador, hasta llegar a alcanzar una temperatura óptima en la punta activa, lo cual se conoce como fase inicial, en tanto que posteriormente el objetivo pasa a ser un mantenimiento del nivel mínimo necesario a fin de sustentar durante el máximo tiempo posible la calentura.
Asimismo, el tamaño final de la lesión dependerá en última instancia del diámetro y de la longitud que tenga la punta activa, así como de la capacidad conductora del tejido lesionado y de la vascularización del área a tratar, la cual también afectará a la durabilidad de la fase preliminar.
Nota: la temperatura alcanzada únicamente se medirá en la punta activa que tiene el electrodo, en tanto que esta irá reduciéndose a medida que vaya alejándose de la misma.
Por otro lado, ya en niveles fisiopatológicos y en base a las investigaciones que se han llevado a cabo recientemente, lo que se ha conseguido demostrar es que tanto las fibras gruesas como las fibras delgadas son destruidas.
En la lesión que en este artículo tratamos la temperatura es uno de los parámetros fundamentales. Su medición no solamente garantizará la profundidad y el volumen de la lesión, sino que además es uno de los puntos cruciales de cara a garantizar la seguridad del tratamiento, evitando de esta manera llegar hasta los 100º (punto de ebullición) y poder cerciorar que única y exclusivamente se origine calor en el epitelio que esté en contacto con la punta del electrodo.
Una lesión bien realizada puede llegar a conseguirse a través de la elección acertada de la dimensión de la temperatura y de la punta del electrodo, pues las recomendaciones basadas en el tiempo, en la corriente, en el voltaje o en otros posibles parámetros son fundamentales y, generalmente, suelen provocar efectos poco controlados además de fallos e incorrecciones en los resultados.
Hace no demasiado tiempo se han manifestado dudas acerca de si solamente se explica como factor decisivo el calor que origina la lesión de radiofrecuencia, puesto que no es únicamente este el evento primero que se lleva a cabo durante la lesión.
Así pues, el tejido adyacente también está expuesto al campo electromagnético, más conocido como CEM. Dichos campos tienen efectos fisiológicos apreciables, sobre todo en la parte de la membrana celular.
Todo ello ha estado siempre encaminado hacia la puesta en práctica de la investigación de los llamados «procedimientos RF isotérmicos«. El artículo de Sluijter, así como todas las publicaciones de Van Zundert, han resultado en que la exposición de uno de los nervios a un posible campo eléctrico provoca la inflexión de la modulación nerviosa.
Los mecanismos isotérmicos son dispuestos mediante cortes de temperatura realizados por impulsos de 21 msg/201 msg, seguidos de una fase silente de 481 msg que permite hacer que el nervio se enfríe. En suma, la temperatura que, como máximo, puede alcanzarse será de entre 40-42º, todo ello en un intervalo de tiempo de 120s. que utiliza voltajes que van desde los 25-35 V.
Otro de los puntos clave a destacar es el hecho de que los mecanismos fisiopatológicos aun no arrojan resultados concretos, pues parece que la conclusión obtenida no tiene conexión alguna con el calor, ya que este se pospone más allá del tiempo de duración que tiene una lesión. Con la radiofrecuencia pulsada se consigue activar todos los mecanismos modulares de la conducción nerviosa del dolor localizados en el asta de la parte posterior, llegando a producir de esta manera diferentes variaciones en la plasticidad neuronal que en última instancia harán disminuir la ida y venida de impulsos dolorosos provenientes de la médula espinal.
Es por ello que la radiofrecuencia pulsada resulta ser otro de los integrantes clave junto con la infusión intratecal de fármacos y la neuroestimulación de las conocidas como ciencias neuromoduladoras del dolor.
La principal ventaja de este método reside en el hecho de que no se provoca una destrucción nerviosa, lo que significa que no habrá neuritis residual alguna. Es un procedimiento altamente seguro que, hasta el día de hoy, no ha registrado ningún tipo de efecto secundario, además de no originar dolor durante la aplicación del mismo.
No obstante, en un primer momento se barajó la posibilidad de que el tiempo de duración del proceso analgésico era ligeramente inferior al que se practicaba con la lesión convencional, pero hasta lo que se conoce, esto aun no ha podido ser demostrado.
El procedimiento cuenta con las siguientes características:
- La extensión del CEM, al contrario de lo que podría ocurrir con una lesión por calor convencional, la cual va aumentando a medida que se incrementa el tiempo de aplicación, es constante.
- Se dice que la lesión realizada por CEM no es neuroablativa, mientras que la lesión por calor sí lo es, llegando incluso al no percibimiento de un déficit sensorial transitorio.
- La vascularización producida alrededor del electrodo consigue disminuir la extensión del resultado por calor. Durante la aplicación de la técnica pulsada, es el incremento de la eficacia de la vascularización la que puede utilizarse en una mayor salida del generador sin la necesidad de aumentar la temperatura en niveles superiores a 42ºC.
Resumen
- Temperatura neural mayor de 45º equivale a lesión.
- Las frecuencias superiores a 250 kHz generan un campo electromagnético en los alrededores del electrodo en activo.
- La energía va desde el electrodo activo hasta el pasivo.
- La temperatura alcanzada en el electrodo activo ayuda a equilibrar los grados de los tejidos de alrededor.
- El calor no proviene del electrodo sino de la fricción causada por la disipación de la energía iónica que proviene del tejido a lesionar. No es el electrodo el que genera el calor sino el tejido.
Realización y metodología
El sistema que a día de hoy se utiliza debe reunir una serie de requisitos:
- Disponer de un generador que mida continuamente la impedancia. Estimulación motora y sensitiva. Control de la temperatura, del voltaje y del tiempo de lesión. Capacidad de provocar una lesión por radiofrecuencia a fin de tratar el ganglio de la raíz dorsal así como los diferentes nervios periféricos.
- Cánulas de 22G y de distintas longitudes: desde 40 hasta 150 mm, así como un tamaño de la punta activa de entre 2 y 15 mm que dependerá del tejido que haya que lesionar.
- Electrodo o placa conductora para poder completar el circuito.
Todo lo anterior se requiere para poder confirmar la continuación del circuito eléctrico y ser capaces de detectar posibles cortocircuitos.
Nota: en el caso de los tejidos extradurales, la resistencia eléctrica puede variar entre 300-600 Ohm.
Imprescindible pues a la hora de realizar cordotomías y lesiones por radiofrecuencia del tipo intradiscal. Finalizada la lesión, la resistencia puede aumentar ligeramente sin saber realmente el motivo al que se debe.
Fundamental también es para situar el punto exacto de la zona a lesionar así como evitar posibles complicaciones. En suma, esta se deberá practicar mediante el uso de frecuencias de 50 Hz con el objetivo de obtener una respuesta sensitiva de menor voltaje (<0,5V), y con tan solo 2 Hz en el caso de la estimulación motora.
En función de la lesión que se desee obtener, la temperatura podrá variar entre 40-80º dependiendo de si se tratan los nervios periféricos, las facetas o las simpatectomías. Todo ello en un lapso de tiempo de 60-120 segundos.
Riesgos, efectos secundarios e indicaciones
Generalmente en casi todos los procedimientos es necesaria la utilización de un aparato que intensifique las imágenes a fin de asegurar lo máximo posible el emplazamiento correcto de la cánula.
Cabe destacar que los resultados obtenidos no serán permanentes, teniendo pues el efecto conseguido una duración de, aproximadamente, 6 meses; además de que a medida que va repitiéndose el procedimiento la eficacia irá disminuyendo.
- Neuralgia producida en el trigémino.
- Radiofrecuencia de facetas cervicales y lumbares como posible tratamiento del dolor lumbar y cervical.
- Ganglio estrellado lesionado.
- Dolor simpatético, distrofia simpáticorefleja, dolor en la zona lumbar de procedencia discogénica y vasculopatías.
- Ganglio dorsal lesionado.
- Neuralgia en la zona intercostal.
- Rizotomías.
- Ganglio esfenopalatino lesionado para posibles tratamientos de cefalea en racimos.
- Fascitis plantar.
- Cordotomías – dolor oncológico unilateral.
- Radiofrecuencias intradiscales.
- Radiofrecuencia de la raíz sacra.
- Radiofrecuencia del nervio periférico: cubital, abdominogenital, poplíteo, supraescapular, etcétera.
- Radiofrecuencia tipo C1 y C2 para neuralgia de Arnold.
- Radiofrecuencia nervio obturador – Coxartrosis.
Radiofrecuencia para atrosis de cadera
Radiofrecuencia para el dolor cervical
Radiofrecuencia para el dolor lumbar y discal
Antes de proceder a la realización de una lesión por radiofrecuencia es necesario llevar a cabo bloqueos diagnósticos a través de un anestésico local. Este anestésico se compone de un 1,2% de lidocaína y entre un 0,25 y 5% de bupivacaina, aunque puede ser que estas cantidades no sean del todo concluyentes.
Siempre a través de manos expertas y una pulcra realización de la técnica, las complicaciones del tratamiento serán prácticamente inexistentes, además de que, en el caso de que hubieran, estas serían las mismas que las producidas en los bloqueos nerviosos: infección, hematomas, lesión nerviosa o neuritis.
De todas formas, todas ellas son autolimitadas y reversibles en tanto que el modo de la lesión y la indicación sean los adecuados en cada procedimiento.
No obstante, si atendemos a un nivel un poco más específico es posible que se presenten algunas complicaciones relacionadas con:
- Por la inserción del electrodo
Cualquiera que sea la punción corporal, puede ocurrir el caso de que esta desemboque en diversas complicaciones. En el caso de la radiofrecuencia, los problemas causados por la inserción del electrodo pueden aumentar a raíz de dos causas fundamentales: la aguja puede estar situada en las cercanías de un componente neural, produciendo de esta manera secuelas inmediatas y permanentes relacionadas con el dolor neuropático, además de poder localizarse en un área de fibrosis o en un orificio intervertebral estenosado por una enfermedad neurodegenerativa, pudiendo llegar de esta manera a provocar un hematoma que, en condiciones normales, no incurriría en ningún tipo de consecuencia.
- Producción intencionada de calor
Esta es una de las complicaciones más frecuentes, siendo esta del tipo perteneciente al déficit sensorial y no motora como podría pensarse. En suma, a pesar de que esta es más utilizada en tratamientos que trabajan sobre el Ganglio de Gasser, no es razón fundamental por la cual no pueda originarse en cualquier nivel.
- Fallo instrumental
El cuidado que se tiene a la hora de valorar la calidad de los instrumentos adecuados, en ocasiones, también puede producir fallos que normalmente suelen desarrollarse en el generador de la lesión de radiofrecuencia, lo que derivará en última instancia en un sobrecalentamiento por deficiencia del aislamiento o por rotura de la cánula.
Radiofrecuencia de raquis
La lumbalgia post-quirúrgica y la ciática establecen en un gran porcentaje (mayor al 50%) los pacientes que acuden a las clínicas en busca de soluciones efectivas.
A día de hoy, se establecen diferentes protocolos a fin de proceder con su tratamiento, los cuales deberán tender a trabajar de manera conjunta así como en un aumento progresivo, de forma que el retraso de la aplicación de los mismos sea lo menos posible.
Es de vital importancia que ortopedas y neurocirujanos aúnen sus conocimientos en el campo de la patología quirúrgica, de manera que se pueda plantear una buena estrategia en la aplicación del tratamiento.
Por su parte, la revitalización de todas estás técnicas de radiofrecuencia, la invención de nuevas utilidades, el increíble desarrollo de nuevos sistemas de neuromodulación así como las disposiciones de los mismos han hecho que la cirugía a día de hoy sea mínimamente invasiva en lo que a abordar intervenciones quirúrgicas en la columna vertebral se refiere.
También es cierto que las técnicas que se utilizan para diagnosticar a través de imágenes pueden ser, en diferentes ocasiones, origen de confusión, así como dar pie a la utilización de métodos intervencionistas que no se aplicarían al paciente en cuestión. Por esta razón, es fundamental que en este tipo de casos se lleve a cabo un examen neurológico así como también determinar la correlación neurofisiológica y clinicoradiológica.
El incipiente aumento de la usanza de los conocimientos anatómicos a la hora de realizar técnicas invasivas para tratar el dolor y, más concretamente, en el caso de la radiofrecuencia lumbar, ha conseguido dar paso a un avance significativo tanto en el entendimiento de las condiciones patológicas como en su tratamiento integral.
La raíz nerviosa per se no suele ser causa alguna de un dolor lumbar, a no ser que este se asocie a otro tipo de lesiones producidas en la columna. En suma, es precisamente este dolor lumbar el que provoca alteraciones en las estructura de la columna que, a su vez, originan un dolor mecánico, aunque también es común el hecho de que los pacientes experimenten una mezcla de dolor neuropático, cervical y mecánico derivado, en parte, de las radiculopatías.
Así pues, como venimos comentando, es crucial diagnosticar de forma acertada si el dolor en cuestión es realmente algún tipo de dolor mecánico, o si por el contrario este es consecuencia fundamental de la lesión radicular.
Por consiguiente también será requerida la diferenciación del dolor radical de aquel dolor estático en el simpático, puesto que el tratamiento será distinto para cada uno de los síndromes.
Finalmente, a modo de resumen, puede concluirse que los tres focos principales de dolor lumbar crónico son, por orden inverso, las articulaciones sacroilíacas, las facetas y el disco.
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Referencias:
- isciii.es – Tratamiento de la radiculopatía lumbar con radiofrecuencia pulsada
- NCBI – The longer term effect of pulsed radiofrequency for neuropathic pain.